Si es que a veces me da la sensación de ser un carcamal de esos que siempre grita “en mis tiempos hacían mejores películas”. Si bien en este caso la película buena estás de un cuarto de siglo anterior a mi nacimiento.
Vi “El tiempo en sus manos” (1960) cuando era muy niño y, lógicamente, me encantó. Fue una de esas películas que me aficionó a la ciencia ficción. Muchos años después estrenaron “La máquina del tiempo” y fui a verla con algunos prejuicios que, para mi desgracia, resultaron bastante acertados. Hay muchas diferencias entre las dos; en la mayoría de ellas la primera sale ganando, lo cual no quita que la segunda tenga algunos puntos fuertes. Desde luego, la segunda tiene cosas bochornosas (ejem… bibliotecario holográfico). Sin embargo, habiendo tantas cosas de qué hablar (que las hay) de cada una de ellas y tantas cosas para compararlas, voy a hablar sólo de una. Así es, esta es mi
queja principal con respecto a “La máquina del tiempo (2002)”, aplicable a tantos otros productos de entretenimiento que les da por hacer en los últimos tiempos.
Tiene que ver con la relación entre morlocks y eloi. Empecemos por los eloi.
Ya no hacen eloi como los de antes
En la película original (y que conste que no he leído el libro), cuando Rod Taylor llega al siglo no-sé-cuantísimos y se encuentra a los eloi lo que ve es una sociedad indolente pero colmada, que tiene todo lo que quiere aunque no quiere casi nada, a la que hace mucho que ni siquiera le interesan los libros y que pasa el tiempo al aire libre sin hacer nada. Califico esta idea de excelente. Más aún, excelentísima. Es original, inédito, nunca habíamos visto algo así. Bravo.
Eloi sorprendida de que les ataquen los morlocks otra vez, y van ciento cincuenta y siete.
Guy Pearce, en cambio, encuentra en la película moderna una tribu que es muy tribal, que habla, trabaja y vive muy tribalmente. Son tan tribales que podrían haber salido del Amazonas ayer por la tarde. Es decir, son totalmente no-originales. Pero no es eso lo que motiva mi queja, incluso si pasáramos a los morlocks…
El de atrás aún está buscando el pilotito de la cámara
El concepto de los morlocks no difiere tanto, en principio, entre las dos películas. Los de 1960 eran más feos y regordetes, sí. Y estaban menos organizados. Es más, precisamente la organización de los morlocks de la película de 2002 me pareció un buen punto a favor. Dicho sea exceptuando al morlock jefe, el del cerebro que se le resbalaba por la espalda y que es tan inconsistentemente conocedor de la situación a largo plazo.
Mi pega, lo que no me permite aceptar la nueva versión, es lo que pasa cuando coges unos eloi y los juntas con unos morlocks. Primero, el canon: en la versión antigua los eloi viven tranquilos y de vez en cuando suena la sirena (lo que permitirá una posterior gran cita de Rod Taylor) acuden dócilmente, como corderitos, a las cavernas de los morlocks para ser devorados, sin oponer resistencia. Obsérvese la negrita, que es muy importante. Los eloi conocen su destino, lo aceptan, van de buen grado y con los brazos abiertos a recibirlo. Bravo. Genial. Originalísimo. Y encaja perfectamente en lo que son los eloi: indolentes, pasotas. Nunca antes habíamos visto una actitud semejante en ninguna película ni en ningún libro (que yo sepa).
Eloi acudiendo pacíficamente a la llamada de los morlocks
¿Y en la nueva versión? Ocurre todo lo contrario, como cuando juntas agua y ácido (recordad, niños, él encima y ella debajo). Los eloi… ¡huyen!
Huyen, sí, y ese es el problema. Los eloi de esta película no son los chicos indolentes de la primera, son una tribu normal y corriente, homologable a cualquiera que pueda haber existido hasta la fecha. Y aún así, enfrentados a un enemigo que no es necesariamente superior en ningún aspecto (ni físico ni, desde luego, mental, salvo por el cerebrín), deciden huir y ya. Nada de armarse, de prepararse, de andar con cuidado en grupos grandes y con guerreros fuertes. No, ellos se limitan a actuar como pollos sin cabeza en cuanto los morlocks asoman la jeta, en un “¡sálvese quien pueda!” que carece de sentido e insulta a la humanidad. Porque si algo hacemos los humanos es defendernos. ¿Dónde están las armas? ¿Lanzas? ¿Dónde la precaución? Da la impresión de que les haya cogido todo por sorpresa tanto como a los espectadores. Eso no tiene sentido porque no coincide con lo que sabemos que son los eloi: gente como tú y como yo, pero más tribal. Esta película atenta contra la propia sociedad que describe.
Y hasta hay una explosión.
En resumen, el principal motivo por el que suspendo la nueva versión es porque describe una sociedad de eloi que, siendo inteligente y diligente como nosotros, no hace nada para evitar que los morlocks les ataquen. Me recuerda a cierta película en la que los humanos del futuro sabían hablar pero no sabían abrir una puerta (atchuás-Planeta de los simios de Tim Burton).